Los valores agregados atraen a los turistas
En algunos sectores todavía se suele pensar que el motor del turismo en un destino turístico lo conforma solamente su planta hotelera, y aunque ésta tenga, (no les restamos crédito), una importancia fundamental en la estrategia y forma de gestionar un destino, ahora sabemos que no deja de ser una creencia con un fundamento relativo.
En los turistas de todas partes se ha producido un cambio en su esencia y en su manera de comprender y asimilar un destino turístico. Se ha demostrado que la decisión de vacacionar se está basando en un elevado porcentaje en la necesidad de vivir.
Es decir que al decidir hacer turismo están buscando experiencias que estén fuera de lo cotidiano y sensaciones fuera también de las habituales, es lógico por lo tanto pensar que, desde nuestro punto de vista, es la oferta complementaria la que puede transmitir tales experiencias, y tales sensaciones y que posee además la subjetividad y diferenciación suficiente como para resaltar a su vez un destino.
Un parque, una leyenda urbana, un museo, pueden ser el motivo atrayente en un viaje, porque el viajero puede sentir la suficiente atracción y esperar disfrutar las suficientes experiencias como para justificar el viaje.
La actitud de un conductor de autobuses que acerca un turista a un destino determinado, puede transformar una necesidad de movilidad en una experiencia agradable e incluso intensa.
Un camarero que le recomienda cambie la combinación de platos que ha escogido, porque hay mejores opciones en términos nutricionales, es un regalo inesperado y mágico.
Un guía turístico que “adopta” y asume el reto, casi como una misión personal, de hacer que el turista se sienta como en casa en un país lejano, acaba formando parte de la memoria sentimental del viajero.
Todo esto mencionado son valores agregados, ciertamente, pero valores de altísima e indiscutible importancia. Recordemos que lo que fideliza no es el hotel, ni siquiera algún elemento de la oferta complementaria, sino que es el destino en su conjunto el que lo hace, y un definidor fundamental de ese destino es la oferta complementaria, que todavía suele muchas veces ser subestimadas.
El sector turístico en este sentido debe reinventarse, esta es la clave para la economía de nuestro país y una obvia necesidad teniendo en cuenta lo mucho que han cambiado las cosas, desde los albores de aquella República Dominicana de sol y playa, hasta nuestros días, donde la exuberante y accesible oferta de destinos, hace que la competitividad deba basarse en elementos diferenciadores y en ofrecer valor.
